Google y la evolución del smartphone al smarthome

Cuando los gigantes de Internet “salen de compras”, los analistas tecnológicos hablan de cifras y tratan de comprender qué estrategias comerciales de mediano y largo plazo están detrás de la adquisición.
La compra de Nest por parte de Google, oficializada recientemente, no ha sido la excepción: se ha destacado que el monto de la operación (3.200 millones de dólares) es el segundo más alto pagado por la compañía (luego de los 12.000 millones de dólares desembolsados par adquirirMotorola en 2011) y que la inversión se encamina a desembarcar en la emergente –aunque poco conocida- “Internet de las cosas”.
Pero esas consideraciones no son lo suficientemente sólidas para explicar el interés de Google en una compañía cuyos productos estrella son un detector de incendios y un termostato que analiza variables ambientales para funcionar.
Para comprender la magnitud e implicancias de la apuesta de Google por Nest hay que ampliar la mirada y entender que en ella se condensan algunas de las tendencias tecnológicas más fuertes de los próximos años, especialmente dos: el empleo intensivo del big data y la proliferación de dispositivos que intercambiarán información entre sí para potenciar sus capacidades.
En este sentido, el significado de la operación puede interpretarse a partir de cinco grandes claves.
