Tú eres el culpable de que no exista la máquina del tiempo

Si algo hemos aprendido viendo historias cinematográficas con viajes en el tiempo es que hay que tener cuidadito con lo que tocas; que mucho se repite eso de la mariposa batiendo las alas en Pekín y provocando una tormenta en Nueva York pero no se nos ocurre pensar demasiado en las consecuencias de cruzar la calle del pueblo donde vivían tus padres en su adolescencia.

 

¿Quién no ha querido tener el poder de parar el tiempo por un par de horitas cada noche para poder aprovechar más el día?

 

¿Quién no ha deseado repetir una cita desastrosa?

 

Deseamos muy a la ligera sin darnos cuenta de las consecuencias físicas de lo primero o de que más vale malo conocido que bueno por conocer en lo segundo, pero para eso están ahí las películas, para dibujar ante nosotros todo un mundo de posibilidades. temporales, multitud de universos y estimulantes paradojas.

 

Hasta la más meticulosa de las historias es susceptible de acabar perdida en su propio galimatías O no.

 

Porque una de las máximas que ha aprendido el guionista de viajes temporales es no te metas en fregados; casi es mejor pasar de puntillas por la mayoría de detalles posibles a perderse en explicaciones y justificaciones que, como mínimo, van a hacer que tu historia sea aburrida por sobre-expositiva y conseguirá lo contrario a lo que pretendías: que el espectador esté más pendiente de que todo cuadre –en lugar de a la historia- y acabe tirándotela entera (¿Alguien dijo ‘Looper’?); al fin y al cabo, si nos ponemos rigurosamente científicos, los viajes al pasado según la ciencia son imposibles –y tengo a Asimov y a Einstein de mi lado en esto.

 

‘Harry Potter y el Prisionero de Azkaban’, la tercera parte de la saga del mago dirigida por Alfonso Cuarón (ahora tan presente por esa maravilla que es ‘Gravity’) lidia con la cuestión que comentaba de las horas extras al día.

 

Si de verdad Hermione ha pasado un año entero ganando horas extra para asistir a más clases, estudiar más y dormir más para recuperarse, ¿cuánto tiempo tendría que pasar antes de que fuese evidente, digamos, el cambio de talla de sujetador?

 

Sin embargo, pequeños detalles como éste o grandes paradojas temporales que ponen en entredicho la mera existencia del viaje temporal no importan en última instancia si tu película funciona en sí misma, porque hasta la más meticulosa de las historias es susceptible de acabar perdida en su propio galimatías.

Sección: Tecnologia
Publicada: Diciembre 5, 2013
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