Un estudiante de secundaria construye un submarino con sólo 2.000 dólares

Justin Beckerman, de 18 años, sólo necesitó seis meses y 2.000 dólares para construir el Nautilus: su propio submarino.

 

El submarino, con capacidad para una persona, está construído con tuberías de drenaje y la escotilla de un tragaluz reciclado, pero de acuerdo con su inventor puede sumergirse a una profundidad de 9.1 metros y ya completó tres inmersiones exitosas. “Ha construido cosas desde que tenía dos años (...) Si intentáramos ayudarlo solo nos entrometeríamos y estropearíamos las cosas”, dice su madre, Jess Beckerman.

 

 

El submarino tiene tanques de lastre para mantener su profundidad y equilibrio; salidas de aire que llevan el oxígeno desde la superficie hacia el fondo; un sistema de amplificación funcional y una serie de sistemas de emergencia incluidas baterías de respaldo, una sirena, luces estroboscópicas, un aparato de respiración y una bomba para combatir las fugas.

 

El buque puede permanecer sumergido hasta por dos horas y viaja debajo de las olas a una velocidad de 2.4 kilómetros por hora.

 

Beckerman dice que va a utilizarlo para “explorar el lago, ver peces y con suerte encontrar un poco de historia, como los cañones de la casa histórica de mis vecinos”, que, dice, fueron tirados en el lago durante las renovaciones en la década de 1960.

 

Cuando era más joven, Beckerman comenzó a fabricar cosas con globos y cuerdas, pero a medida que pasaron los años sus invenciones crecieron en tamaño y complejidad. A la edad de 12 años, en lugar de quejarse por tener que ayudar con los quehaceres en casa, desarrolló un automóvil de control remoto que podía trapear y aspirar.

 

El sitio web de Beckerman es un testimonio de su enorme productividad. Es una colección de máquinas construidas en casa incluidos botes, aviones, construcciones arquitectónicas y robots ganadores de premios.

 

 

Los materiales que utiliza en sus creaciones a menudo son objetos tecnológicos en desuso de su familia y amigos, o basura recogida de instalaciones de reciclaje de electrónicos. El Nautilus tiene reguladores y manómetros de una vieja fuente de sodas de un restaurante que Beckerman encontró detrás de un centro comercial. Las dos baterías principales son de un juguete de niños para montar, y sus bocinas amplificadoras están hechas de un viejo estéreo de automóvil.

 

Beckerman dice que decidió construir el submarino porque “quería ver si podía hacerlo". Combinaba tantos aspectos diferentes de cosas con las que había trabajado en el pasado. El Nautilus tiene el sistema de cableado más ambicioso que Beckerman ha instalado desde que construyó su casa del árbol; un verdadero castillo en el bosque que avergüenza a las demás.

 

Equipada con las conveniencias más modernas en comparación con muchas casas normales, la casa del árbol tiene una televisión, bocinas instaladas en las paredes, una computadora de escritorio, aire acondicionado, estantería y luces fluorescentes. “Tiene todo lo que una casa debería tener (...) excepto un refrigerador y un baño”, dice Beckerman.

 

El Nautilus no es el primer submarino de Beckerman. De hecho, es el cuarto. El anterior podía sumergirse hasta 1.5 metros, pero tenía una estructura menos resistente construida a partir de contendedores de plástico y cinta adhesiva. Era propulsado por dos motores de scooters, conectados a hojas de metal y dos baterías de 12 voltios. 

 

El nuevo diseño mejora con respecto a los modelos previos en casi todo.

 

 

“Tenía una idea de cómo quería sentarme. Me percaté de que acostarme haría que el submarino fuera más aerodinámico; así que las tuberías de drenaje parecían un ajuste natural”, dijo. Pero en el transcurso de la fabricación tuvieron que realizarse sacrificios al diseño original.

 

“Los tanques de lastre originalmente iban a ser tanques de aire, pero eran demasiado costosos. Si hubiese aprendido a soldar hubiera hecho todo de metal. Pero eso podría ser para el siguiente”.

 

Cuando se le preguntó si hay algún reto en particular para un inventor joven, Beckerman responde claramente: “No. Más allá de las cuestiones de presupuesto, toda mi tarea y otras obligaciones que se interponen en el camino”.

 

Si tuviera más tiempo y dinero, Beckerman dice que le gustaría añadir más al submarino. “Me encantaría añadir una garra robótica al frente. Me gustaría hacer más útil al submarino con una canasta en la que la garra podría poner cosas para recoger basura y limpiar el fondo del lago”.

Sección: Tecnologia
Publicada: Junio 3, 2013
Fuente: CNN en Español
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