Blake Lively vivió un momento muy vergonzoso frente al presidente de los Estados Unidos
Blake Lively visitó Late Night with Seth Meyers, donde explicó por qué ha estado trabajando en sus modales. “Pensé que era tiempo. Simplemente me acosté en tu escritorio al llegar, así que puedes notar que realmente no sé cómo comportarme. Pero estoy trabajando en eso”, dijo al host, Seth Meyers.
¿Por qué decidió cambiar su comportamiento? “Fui a cenar una vez en el Ritz de París junto a Anna Wintour y Karl Lagerfeld, y simplemente pensaba: ‘¿Quién me invitó aquí?’. Ordené panecillos con queso, mantequilla y tocino, y me ensucié toda la ropa”, contó la actriz de Age of Adaline. “No sabía qué tenedor utilizar. Era Jack Dawson en Titanic y simplemente quería irme porque no pertenecía a ese lugar. Fue inquietante, así que pensé: ‘No puedo repetir esta experiencia de nuevo’”, relató.
“Como bastante mal y mi esposo (Ryan Reynolds) asegura que la razón por la que no gano peso es porque sólo 10% de la comida logra entrar a mi boca… ¡No sé a dónde se va la comida! Es como si estoy peleando con la comida todo el tiempo”, agregó.
Y lo cierto es que unas clases de etiqueta hubiesen sido útiles cuando asistió a una cena con nada menos que el Presidente Barack Obama.
“Estaban todos estos líderes mundiales y yo no sabía por qué me habían invitado. Conocí a Obama y tenía todo mi discurso planeado. Él se presentaba a todo el mundo y estaba hablando sobre la forma en que iban a cambiar al mundo. Se acercó a mí y yo simplemente dije: ‘Hmm… ¡Esperanza!’. Fue como si yo pidiera esperanza para mí misma. Fue terrible”, dijo la estrella de Gossip Girl.
“Lo único que se me ocurría contarle era que, cuando se postuló como presidente, él le había dejado un mensaje de voz a mi esposo, y que mi esposo lo había borrado porque en ese momento Obama sólo era senador. ‘Bueno, él no sabía que tú serías presidente’, agregué empeorando las cosas. Entonces le pregunté si podía dejarle un mensaje a mi esposo y él me pidió que le diera mi teléfono, pero le respondí que lo habían confiscado al ingresar en el lugar. Me instó a que lo buscara y yo le dije que pidiera él que me lo buscaran, que él era el presidente. Así que empezó a gritar desde la mesa, ‘Alguien busque el teléfono de Blake’. Entonces estaba toda esta gente pensando, ‘¿Qué hace esta chica pidiendo su teléfono? Seguro tiene que tomarse selfies o tuitear’. Estaba tan avergonzada”.
Al final, Obama dejó a su marido “un mensaje muy divertido”, pero Blake no se tomó la foto junto al presidente porque “estaba muriendo”.
“Mi foto en vez de eso es mientras él está dejando un mensaje a mi marido y me devuelve el teléfono. Yo aparezco viendo el teléfono… y él aparece diciéndome algo. No puedo esperar a compartir esto con mis hijos. Obama aparece hablando conmigo y yo contando la cantidad de likes en la foto”.
Meyers bromeó diciéndole, “¡Qué raro que hayas pensado que necesitabas clases de etiqueta!”