Robots de Andar por Casa: ¿Cómo Funcionan Nuestros Electrodomésticos?

Un apartado especial merecen los robots aspiradores. Hace 50 años nuestras abuelas solo disponían de una escoba y un recogedor para terminar con pelusas, pelos y migas del suelo. Ahora mismo ya no existe un hogar que no disponga de una aspiradora manual que termine con la suciedad. Y desde hace poco más de un año se han puesto de moda los robots aspiradores. Unos dispositivos similares a una caja de plástico plana y con ruedas que se mueve anárquicamente sin chocarse con paredes ni muebles gracias a una serie de sensores que controlan lo que tienen a su alrededor. Incluso evitan caerse por las escaleras y vuelven a su enchufe para cargarse y seguir limpiando la casa. Algo impensable hace apenas unas decenas de años. De hecho, incluso han mejorado su diseño y prestaciones para llegar hasta los rincones más difíciles del hogar, como esquinas y recovecos. Este es el caso de, por ejemplo, de robots aspiradores como Hombot Square de LG, diseñado específicamente para aspirar las esquinas gracias a su diseño cuadrado en vez de circular.

 

Por otra parte, las primeras lavadoras se limitaban a reproducir el movimiento de las personas al limpiar manualmente las prendas: accionada por una palanca, una máquina frotaba la ropa contra una superficie rugosa. Las lavadoras automáticas son mucho más cómodas e incorporan un motor eléctrico que hace girar un tambor en el que se colocan las prendas. A este mecanismo básico se han ido añadiendo funciones para controlar aspectos como la temperatura, el tiempo de lavado y la centrifugación, todo ello gracias a la microelectrónica que ha permitido que consigan lavar la ropa como si se hubiese lavado a mano, evitando que la ropa se estropee.

 

Mucho han evolucionado los frigoríficos desde aquellos pozos de nieve en los que nuestros antepasados conservaban los alimentos. Los refrigeradores funcionan absorbiendo calor en el interior del aparato y expulsándolo fuera. Para conseguir este efecto se emplean líquidos que se evaporan con rapidez, y al hacerlo, las moléculas de calor roban gran cantidad de energía de su entorno y lo enfrían. Este vapor cargado de energía es transportado por un circuito cerrado al exterior del aparato, donde un motor lo comprime para que vuelva al estado líquido y comience el ciclo de nuevo. En los primeros refrigeradores el líquido empleado era amoniaco o ácido sulfúrico, y posteriormente fue sustitutito por los famosos clorofluorocarbonos o CFCs. Actualmente, debido al problema ambiental que supone el uso de estas sustancias, que destruyen la capa de ozono, los frigoríficos modernos emplean hidrofluorocarbonos o HFCs, que no llevan cloro en la molécula y cuyo efecto destructor es menor. Incluso algunos frigoríficos poseen una luz especial en el cajón de las verduras que, afirman, "simula la fotosíntesis y prolonga la frescura de las frutas y verduras". Por ejemplo, gracias a un compartimento especial dedicado a las verduras con la tecnología Magic Crisper de LG se consigue regular la humedad de los alimentos, conservando sus propiedades hasta después de 7 días.

 

La tecnología avanza a pasos de gigante: ya existen placas de vitrocerámica en las que podemos aprovechar para cargar el móvil, freidoras que fríen sin aceite, paredes que almacenan calor... todo parece posible gracias a estos modernos robots que mejorarán nuestra comodidad y harán mucho más fáciles las tareas del hogar.

Sección: Tecnologia
Publicada: Enero 29, 2013
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