Acompañantes invisibles.

Sin estar concientes de ello, pasamos nuestra vida cubiertos, de pies a cabeza, en una delgada capa de bacterias.
Curiosamente, se sabe realmente poco acerca de las colonias bacterianas que habitan nuestra piel (a diferencia de las bacterias intestinales, por ejemplo).
Ahora, un nuevo estudio sugiere que la interacción entre nuestras células y los microbios influencia qué tan rápido sana una herida.
Las heridas crónicas, lesiones que tardan más de 6 semanas en sanar, son un importante problema de salud, particularmente entre la gente mayor.
Se estima que uno de cada 20 ancianos viven con una herida crónica, generalmente como resultado de una mala circulación sanguínea, diabetes, o de estar confinado a la cama o una silla de ruedas.
Los tratamientos actuales para esta aflicción dejan mucho por desear.
El Dr. Mathew Hardman, de la Universidad de Manchester en Reino Unido, y sus colegas compararon las bacterias en la piel de personas con heridas crónicas que habían o no sanado.
Los resultados mostraron diferencias significantes en las comunidades bacterianas, sugiriendo que las heridas crónicas podrían presentar una misma "firma" microbiana.
El equipo condujo también una serie de estudios con ratones intentando averiguar por qué algunas heridas se niegan a sanar.
Descubrieron que los ratones que carecían de un gen específico presentaban bacterias más dañinas en la piel y tardaban más tiempo en sanar que los ratones con una copia normal del gen, el cual ha sido ligado a la enfermedad de Crohn y ayuda a las células a reconocer y responder a las bacterias.
Los resultados, sugieren que ciertos factores genéticos influyen en la composición de las bacterias en la piel de una persona, las cuales a su vez intervienen en el proceso de sanación.
La investigación ha aportado nueva información acerca de las especies bacterianas que se encuentran en las heridas, por lo que podría resultar en mejores tratamientos para las lesiones.
