¿Cambia el dinero a las personas? Algunas evidencias

Que el dinero no trae la felicidad —ayude o no ayude a lograr los medios y el tiempo para conseguir aquello que sí— es unas de las múltiples creencias que nos repetimos muchos de los que no lo tenemos en abundancia para conformarnos con nuestra situación.
Esta y otras letanías conforman, creo, una buena parte del pensamiento y la cosmovisión de origen cristiano-católico, en la que los ricos son, a priori, sospechosos ["Cuán difícilmente entrarán los ricos en el Reino de Dios"] y los pobres, por el contrario, bondadosos.
Pues estos clichés, tildados habitualmente como demagógicos por los más acaudalados y quienes les defienden, podrían tener ciertas bases científicas.
Tras varios experimentos tanto en entorno natural como en laboratorio, un estudio llevado a cabo por el profesor Paul Piff, de la universidad californiana de Berkeley, concluía que “los individuos procedentes de clases más altas se comportan de manera menos ética tanto de forma natural como en laboratorio”.
¿Por qué? Son varias causas, tal como explica, de origen estructural, percepción del riesgo y disponibilidad de recursos para hacer frente a los costes de, por ejemplo, no respetar las normas de tráfico.
Este estudio, que tuvo relativa resonancia hace unos años, ha sido sin embargo sometido a la revisión entre pares (clave en el método científico), quienes han hallado errores metodológicos de bulto en su investigación. Más reciente y menos polémico es el estudio ¿Hace el dinero que la gente sea más derechista e antiigualitaria?, presentado este año por el profesor Andrew J. Oswald, de la Universidad de Warwick.
A partir de los datos de los ganadores de la lotería en Gran Bretaña, Oswald recaba información sobre sus opciones de voto antes y después de ser premiados.
“Hemos recabado evidencias de que los ganadores tienden a apoyar a partidos de derechas y que además se vuelven intrínsecamente antiigualitarios“. Y cuanto más ganan, más se confirma este sesgo, concluye el estudio.
En resumen, lo que subyace es la idea de que las ideas políticas y las creencias no están tan conformadas por la ética, como por los intereses particulares de cada uno. Es decir, nos conformamos una moral a medida según (nueva) nuestra clase.
