Querer a tu suegr@ es posible, si sabes cómo

Queramos o no, sus padres son nuestros suegros. ¿Por qué habrá tanto escrito y, sobre todo, contado contra esta relación inevitable? podríamos preguntarnos.

 

¿Hay suegros buenos y malos? ¿de qué depende que sean de una forma u otra? ¿qué podemos hacer nosotros? El tema está de nuevo de máxima actualidad desde que un tribunal eclesiástico genovés afirmara recientemente que el matrimonio es nulo si los padres influyen gravemente en la vida de pareja.

 

Para esta institución, el «mamismo», es decir, la subordinación psicológica a los propios padres en edad adulta, hace mal al matrimonio, hasta el punto de ser motivo a considerar para declarar la nulidad por parte de la Iglesia.

 

De entrada, según indica Paulino Castells, especialista en pediatría, neurología y psiquiatría y profesor de laUniversidat Abat Oliba (CEU), «deberíamos hacer una notable distinción entre el apelativo italiano “mammone”, referido al adulto soltero que sigue atado a su “mamma” todavía con el cordón umbilical sin cortar (y que creo equivaldría a nuestro popular “mamón”, personaje gregario, sin iniciativa propia, ni criterio para organizar su vida, si no se la dirigen sus propios progenitores), y el fenómeno del “mammismo”, resultado de una excesiva dependencia de uno de los cónyuges con su familia de origen y que es incapaz de tomar decisiones sin la aprobación de sus progenitores, que, según parece, ha sido tipificado por la Curia como una patología psicológica grave y una causa de nulidad matrimonial».

 

Se da en hombres y en mujeres

Castells advierte que «esta situación de “mammismo” tanto puede darse en el caso del hombre como en el de la mujer, aunque es más habitual en varones».

 

Una prueba de ello, justifica este psiquiatra, es que en casos de separación matrimonial y regreso al hogar paterno, lo hacen un 40 % de de los hombres, mientras que sólo el 20 % de las mujeres recurre al refugio afectivo de sus ancestros». En cualquier caso, prosigue este doctor, aunque la noticia es de un tribunal eclesiástico genovés, es un hecho que ciertamente se ve en las consultas psiquiátricas españolas.

 

«En efecto, lo veo aplicable a España, porque quejas de esposas, fundamentalmente, de este “mamismo” de sus esposos, lo escucho con frecuencia en la consulta». De lo que no está tan seguro este psiquiatra es que esta situación sea motivo de nulidad matrimonial.

 

A su juicio, «antes habría que intentar salvar este matrimonio en crisis por causa del “mamismo” con una eficaz terapia de pareja que intentara poner el papel de cada cónyuge en su sitio. “Mamitis” me parece un término más suave y coloquial, que no implica en sí un trastorno psicológico… porque “mamitis”, quien más quien menos, tenemos todos un poco, ya se sabe ¡madre no hay más que una!», apunta.

 

Se puede evitar

La situación es evitable, según el pedagogo Fernando Alberca, autor de ¿Te quieres casar conmigo?. Para Alberca, «uno puede evitar convertirse en mal suegro o suegra poco a poco, al mismo tiempo que se va haciendo un buen padre o madre». La clave estaría, explica, «en educar o los hijos desde niños en la libertad, haciéndoles asumir sus consecuencias, todas, cada una de ellas, desde los primeros días de vida, generosamente.

 

Al tiempo que va desprendiéndose de todo sentido posesivo de los hijos, que es ese dañino sentido que tanto mal hace a nuestros hijos de hoy y a nuestros yernos y nueras, mañana, y que consiste en considerar que cada hijo es ante todo hijo nuestro antes que persona diferente a nosotros». «Quizás nos ayude saber —propone Alberca—, que cualquier persona es más diferente a sus padres que parecido». Tal y como señala Alberca en su libro, hay tres tipos de suegr@s, y debemos actuar distinto según su perfil:

 

—Los mejores: cuyas oportunas intervenciones (actuaciones, comentarios, disponibilidad, gestos, silencios, ayudas, consejos, sonrisas, quites, etc., etc.) benefician al mutuo conocimiento de los novios hoy y a la unión de los casados mañana.

 

Con este tipo de suegros la recomendación es «dejarse aconsejar, mantener sustanciosas conversaciones, aprovechar su experiencia para conocer a nuestro novio/a; su hijo/a. Incluso visitarlos con cierta frecuencia porque, fruto de ella, todos se verán reforzados: nosotros y ellos como suegros y abuelos, si hay nietos».

 

—Los buenos: los que, queriendo ser de los beneficiosos, pareciéndose en sus intervenciones a ellos, no aciertan siempre y no resultan tan oportunas sus actuaciones, comentarios, gestos, silencios, ayudas, disponibilidad, consejos, sonrisas, quites, etc., aunque ellos creen que sí. Con los denominados «buenos» el consejo a seguir sería «verlos con menor frecuencia».

 

«Atendiendo, eso sí, a la justicia y caridad con ellos. Sin demasiada frecuencia y permanencia como para que puedan convertirse en perniciosos, ni con tan escasa como para no corresponder con justicia a su buena intención y beneficiarse de su buena voluntad y acierto frecuente», indica Alberca.

 

—Los perniciosos: Los que, con explícita intención o simplemente con el afán de ser tal como son, sin someterse a su condición de suegros, creyendo que está por encima su condición de padres sobre la de suegros, dicen, piensan y hacen lo que creen oportuno en cada momento y, al hacerlo, atentan contra la unión de los novios y los casados.

 

En el caso de tener unos suegros «perniciosos», la actuación del yerno o nuera según este pedagogo debe pasar por «tener extremo cuidado. Reducir a la más estricta justicia, caridad y añoranza las visitas. Estando siempre alerta y vigilante de una forma protagonista el hijo/a, encargado de proteger al marido o mujer del ataque celoso y continuo, leve o fuerte, pero constante del suegr@ pernicioso.

 

A cada ataque, además, el hijo/a ha de compensar con dosis de complicidad al marido o mujer, para favorecer la impermeabilidad de este ante los ataques recibidos». Pero, sea cuales fueren los futuros suegros, concluye este docente, recordar que «estos serán siempre los padres de él o de ella, así que debemos tener en cuenta también que nuestro marido o mujer siempre querrá. Por eso es crucial que la relación sea armónica, por el bien de todos»

Sección: Noticias
Publicada: Febrero 18, 2014
Fuente: ABC
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