¿Cómo reacciona el cerebro cuando se cae la taza del café?

Habitualmente no somos conscientes de cómo el cerebro lleva a cabo acciones tan aparentemente simples como alargar el brazo para alcanzar la taza de café que está sobre la mesa.

 

O para lograr otros movimientos que requieren algo más de improvisación y habilidad, como atrapar al vuelo algo que nos lanzan o evitar que caiga al suelo la taza de café que pretendíamos coger.

 

En el primer caso, cuando nuestros brazos se mueven para llevar a cabo una acción planeada, las neuronas están en posición de “preparados”, a la espera del pistoletazo de salida.

 

Algo parecido a lo que ocurre, unos minutos antes del inicio de una carrera de velocidad, cuando los atletas están agachados en posición de listos antes de oír la señal para empezar a correr. Las neuronas en este caso están listas para coger la tazar con la mayor precisión posible.

 

Sin embargo, si ese día estamos torpes y la taza está a punto de caer al suelo, tenemos que poner a prueba nuestros reflejos y el cerebro ha de reaccionar inmediatamente, sin tiempo para planear mucho los movimientos.

 

La idea sería “atrápalo como puedas”. Observaciones como estas, tan aparentemente banales, suponen un gran reto para neurocientíficos como Krishna Shenoy, profesor de ingeniería eléctrica, bioingeniería y neurobiología de la prestigiosa Universidad de Standford. Shenoy y su grupo quieren entender mejor cómo el cerebro controla los movimientos para diseñar sistemas artificiales que ayuden a las personas con movilidad reducida.

 

El objetivo: diseñar prótesis controladas con el cerebro que permiten a las personas con algún miembro paralizado recuperar su función motora.

 

La vida es movimiento

“Es difícil apreciar la importancia que para nosotros tiene el movimiento en la vida cotidiana hasta que esa capacidad se pierde debido a una enfermedad o una lesión neurológica. El movimiento es la forma en que interactuamos y nos comunicamos con el mundo.

 

Movemos las piernas y los pies para caminar, los brazos y manos para manipular los objetos que nos rodean y nuestra lengua y las cuerdas vocales para hablar.

 

El movimiento es fundamental para una buena autoestima y el bienestar psicológico”, escribía Shenoy un artículo reciente.

 

En un trabajo publicado en el último número de la revista “Neuron”, un equipo dirigido por Shenoy presenta un modelo matemático de la actividad del cerebro cuando lleva a cabo acciones planeadas o improvisadas para atrapar objetos, un paso más para lograr su objetivo.

 

La investigación ha sido llevada a cabo con monos, en los que se ha registrado la actividad eléctrica en las cortezas motora y premotora.

Sección: Noticias
Publicada: Enero 23, 2014
Fuente: ABC
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