Subastan una porción de la tarta nupcial de Lady Di y el Príncipe Carlos

En el verano de 1981, mientras Londres se engalanaba para albergar la gran boda real del siglo XX, el trasiego y la presión se apoderaban de las cocinas de la Marina Real HMS Pembroke, en Chatham.
Bajo su responsabilidad pesaba el que miembros de todas las monarquías y altos cargos políticos quedarán con un buen sabor de boca tras el banquete nupcial. Aunque han pasado más de 32 años, una porción de la tarta de la boda del Príncipe Carlos y Lady Di se vendió ayer por 650 libras, unos 780 euros, en la casa de subastas Christie's, durante una muestra en la que se ofertó una ecléctica selección de 180 lotes relacionados con la gastronomía como pinturas, piezas de cocina o vajilla.
La porción extraída de un pastel de cinco pisos, metro y medio de altura y cien kilos fue adquirida por un comprador anónimo que ahora podrá mantener un recuerdo de uno de los grandes enlaces de la historia.
Aunque su elaboración requirió un esfuerzo masivo, será mejor que no trate de probarla. Dos días dedicaron en Chatham a seleccionar la fruta, las pasas (sultana), las cerezas y las grosellas, escogiéndolas una a una para evitar impurezas.
Tanto la masa como el relleno a base de mazapán, helado, guindas, mantequilla, azúcar marrón, huevos, almendras especias, harina, limón, naranja, brandy y ron, estuvieron en maceración desde el mes de mayo anterior al banquete en diferentes licores y aguardientes y su preparación comenzó 14 semanas antes.
Tras el inusitado éxito con las subastas temáticas, incluyendo Out of the ordinary de 2013 y The London Sale 2012, Christie's ha decidido impulsar la venta de productos menos convencionales, en este caso buscando la atención de sibaritas y amantes del arte de la comida y la bebida. Un tema que ha inspirado grandes obras de arte a lo largo de la historia.
Los amantes del arte pop, por ejemplo, se disputaron una lata de sopa de tomate Campbell firmada por Andy Warhol, mientras la lluvia aporreaba con fuerza el techo de cristal de la sala de subastas en South Kensington.
«El Arte de comer y beber es la primera subasta que hemos celebrado de este tipo, ofreciendo a los compradores gourmet una oportunidad única para dar rienda suelta a su pasión por la comida y la bebida.
Una muestra muy variada que ha abarcado desde bodegones de grandes maestros a carteles icónicos de marcas famosas, crustáceos fosilizados, latas de té antiguas, cerámicas de Picasso y libros de recetas», declaró Nicolás Martineau, director de la subasta.
Otro de los objetos que mayor atención acaparó fue un huevo de elefante del siglo XVII proveniente de Madagascar y un recetario titulado «Las ostras, el vino y el champán».
