Kidd, tras los pasos de Rivers

Si Jason Kidd pudiera replicar cada detalle de cualquier entrenador de la liga, seguiría los principios de Doc Rivers.

Kidd logró asistir a un seminario de entrenadores en el cual Rivers habló antes del inicio de su primera vuelta por la NBA como entrenador en jefe de los Brooklyn Nets.

Recién retirado y con sus días dentro de la cancha en el olvido, el novato obtuvo la oportunidad única de poder dirigir unos de los pocos equipos con ilusiones para competir por el premio mayor de la NBA. Por un lado, Kidd sabía lo que significó ser esa extensión de su coach, facilitando la ofensiva. Pero dirigir un camerino de 15 jugadores con egos diferentes era otro caso.

Rivers, uno de los bases respetables que han llamado la NBA su hogar, repartió una de sus mejores asistencias a Kidd, pasándole un balón lleno de sabiduría durante un cursillo este verano.

Kidd recordó como si cada palabra de aquel sermón dictado por Rivers era dirigido a él por la manera en que Rivers lo miraba. Tomo lápiz y papel, aprovechando los conocimientos de un entrenador que ya tenía en su currículum el galardón del premio mayor de la NBA tras llevar a los Boston Celtics al trofeo Larry O'Brien en el 2008.

"No me molestaría seguir los pasos de Doc. Tomaría esa carrera ahora mismo", señalaba minutos antes de conseguir su primera victoria en el primero de lo que se anticipa serán muchos choques ante su nuevo mentor, 102-93, la noche del jueves.

Rivers, quien debutó con el Orlando Magic en 1999 y ganó el premio de Entrenador del Año la siguiente temporada, reconoce lo rocoso que han sido estas primeras siete semanas en la nueva etapa de su colega. Kidd ha tenido que lidiar con varias lesiones a los jugadores y justificar algunas decisiones dentro y fuera de la cancha. La decisión que muchos cuestionaron se llevó a cabo cuando relevó a su amigo Lawrence Frank de sus responsabilidades como entrenador asistente, algo que le duele a Rivers porque ambos son sus amigos.

¿Exactamente qué fue lo que Rivers le dijo en aquella clase cuando sus ojos estaban enfocados sólo en su pupilo?

"Sólo que fuera él mismo", afirmó. "Entrenar es bastante duro para hacerlo para todo el mundo y recibes tantos consejos cuando entrenas. Sucedió en mi año de novato. Todavía los recibo. Tienes que tener tus propios pensamientos, tus propias ideas y simplemente seguirlas", esgrimió el técnico angelino.

"Algunas van a estar equivocadas. Vives con ellas y después continúas. No te puedes preocupar de que estés equivocado. Yo le digo eso todo el tiempo. Tú sólo haces lo que sientes que es justo para el equipo y si dejas cada decisión de esa manera, entonces cosas buenas van a suceder. Pero si empiezas a tomar decisiones para mantener a jugadores, personas o a cualquiera, no va a ir bien".

A diferencia de Rivers, Kidd nunca jugó para los mejores entrenadores reconocidos en el círculo de la NBA. Sin embargo, desde joven Rivers iba recibiendo lecciones de Hank Raymonds, cuando jugó en Marquette University, y Rick Majerus, quien hizo el trabajo de reclutarle a la universidad. Siguió los consejos de Chuck Daily. Jugó para Pat Riley, Mike Fratello y Larry Brown, y antes de tomar su primer trabajo con Orlando pasó tres años como asistente de Greg Popovich. No tan mal, ¿eh?

Rivers le aconsejó a Kidd que la comunicación y la paciencia serán muy necesarias en su desarrollo. Recordó cuando inició en Orlando y admitió lo impaciente que fue con las actuaciones de sus escoltas y bases. En Brooklyn, Kidd no tendrá tanto problema con ese aspecto, allí cuenta con Deron Williams y un grupo de veteranos que le harán su trabajo fácil.

"Se trata de paciencia y comunicación, le dije delante de todo el mundo", declaró. "En el ultimo año de Chuck Daily le pregunté qué podía haber hecho más. Chuck fue reconocido como unos de los mejores comunicadores de todo tiempo y me dijo: 'Deseo haberme comunicado mejor con mis jugadores... No lo hice suficiente'".

Aunque estén separados por dos costas, Kidd puede contar con Rivers y su disponibilidad para enseñarle todos los trucos del juego, excepto cuando se enfrenten en la misma cancha.