Soriano, pieza clave que le faltaba a Nacionales
Con la precisión y paciencia de un relojero suizo, los Nacionales de Washington han ido armando su equipo para la temporada del 2013, sin necesidad de esos golpes de billetazos que han sacudido los cimientos de Los Angeles. Ahora acaban de contratar por los próximos dos años al dominicano Rafael Soriano, por mucho el mejor relevista disponible en el mercado de agentes libres.
Soriano recibirá 14 millones por cada campaña en la capital, donde tiene la posibilidad de regresar a sus funciones de cerrador, algo que no le garantizaban los Yankees de Nueva York ante el eventual regreso del panameño Mariano Rivera. El dominicano entrará con 33 años de edad a su duodécima campaña en la Mayores, tras un paso por los Marineros de Seattle, los Bravos de Atlanta, los Rays de Tampa Bay y los Yankees. Sus acciones se dispararon cuando supo calzarse con éxito los zapatos de Rivera, lesionado a principios de la temporada pasada, para apuntarse 42 salvamentos, la segunda cifra más alta de su carrera. Si se miran fríamente las estadísticas del quisqueyano, no son precisamente impresionantes: balance de 15 victorias y 24 derrotas en 453 partidos, en los cuales ha trabajado 502 episodios, con muy buena efectividad de 2.78.
Sin embargo, su promedio de hits o pasaportes permitidos por inning, dato fundamental para un cerrador, es de 1.046, el tercer más bajo desde 1920 para cualquier lanzador con 500 o más episodios trabajados. Sólo fue a finales del 2009, su último año con Atlanta, que recibió la oportunidad de cerrar los partidos con mayor frecuencia y se apuntó 27 salvamentos, antesala de la que ha sido hasta ahora su mejor año, el 2010, único con los Rays, en que encabezó la Liga Americana en rescates, con 45, además de exhibir una efectividad hermética de 1.73.
Sin embargo, para Soriano lo mejor parece estar aún por venir. A Washington llega ya como un cerrador establecido, con una madurez necesaria para encarar el pico de su carrera. Tras conseguir sus mejores resultados en la más ofensiva Liga Americana, la lógica indica que debería ser más efectivo aún en el viejo circuito. La labor de cerrador es una suerte de ruleta rusa que se hace más impredecible en la Nacional, donde no existe el batedor designado.
En el noveno episodio, el taponero puede enfrentar a lo mejor de la tanda, pero también podría tocarle en suerte la parte baja de la alineación, que incluye al lanzador o un bateador emergente que viene frío de la banca. Soriano puede sacar ventaja de esos intangibles para preservar muchas victorias de su nuevo equipo, al tiempo que su llegada refuerza aún más un bullpen que fue una de las aristas más fuertes del 2012.
Drew Storen, Tyler Clippard, Ryan Matthews, Craig Stammen y Henry Rodríguez conforman ahora junto al recién llegado uno de los cuerpos de relevo más profundos de todo el béisbol. De esta forma, al manager Davey Johnson se le hacen más fáciles las decisiones a la hora de exigir más o menos trabajo a sus abridores, principalmente a Stephen Strasburg. Precisamente Strasburg, el zurdo cubano Gio González, Jordan Zimmermann, Ross Detwiler y el recién adquirido Dan Haren conforman una de las rotaciones abridoras más profundas y al mismo tiempo, menos costosas. Solamente González y Haren tendrán salarios superiores a los ocho dígitos, mientras que Detwiler es una verdadera ganga que aún anda por el mínimo de la liga.
Luego de aquel descabellado y todavía inexplicable pacto de 126 millones por siete años que le dieron a Jayson Werth en el 2011, los Nacionales parecen haber aprendido la lección y ahora se dedican a hacer contratos a corto plazo, como los dos años para Soriano e igual cantidad de temporadas para traer de vuelta a Adam LaRoche. Los resultados están a la vista.