Un Reestreno que no Podrás Rechazar "El Padrino"
Michael Corleone se levantó para ir al baño. Inmediatamente, con su instinto asesino, Virgil Sollozzo —a quien llaman Turco por sus conexiones con mafiosos de esta nacionalidad— sospechó que algo estaba pasando; detuvo a Michael y le revisó la entrepierna, esperando encontrar un arma. El capitán de policía Marc McCluskey, quien compartía la mesa con los dos personajes anteriores, le aseguró al Turco que Michael iba desarmado, ya que él mismo lo había revisado antes de llegar a este restaurante. Probablemente Corleone ya había matado cuando estaba en la guerra, pero nunca lo había hecho a quemarropa, y mucho menos en un asunto que tuviera que ver con el hampa. Ni hablar: su suerte ya estaba echada. Fue al baño y buscó una pistola donde Clemenza —uno de los capos de su padre— le dijo que la colocaría. Efectivamente, ahí estaba. Puso el arma en la bolsa de su saco, de manera que el saco la ocultara mientras regresaba a su mesa. Volvió a la silla en donde estaba sentado y escuchó a Sollozzo pidiéndole que interviniera ante su padre para establecer una tregua. Llegó el momento inaplazable, ése que definiría su futuro y el de gran parte de la familia. Con la sangre fría que nadie le había descubierto hasta ese momento, se levantó de la silla casi de un salto, mientras al mismo tiempo empuñaba el arma en dirección de la cabeza del Turco, donde depositó la primera bala. Antes de que McCluskey pudiera asimilar lo que acababa de ver, recibió un disparo en la garganta y otro más en la cabeza. Michael salió de prisa del restaurante y soltó la pistola antes de llegar a la puerta. La vendetta estaba consumada. Michael demostró ser un verdadero Corleone.
¿Qué pasa antes y después de esta escena? ¿Puede continuar la vida tranquilamente en Nueva York después de estos homicidios? ¿Quién es la siguiente víctima? Tranquilos, que para ser todo eso hay tiempo. Después de 40 años de haberse estrenado El Padrino, esa joya adaptada de la novela homónima de Mario Puzo y dirigida por Francis Ford Coppola, está de regreso. Del ocho al 13 de febrero, Cinépolis proyectará la segunda mejor película de la historia, tan sólo detrás de Ciudadano Kane, según el American Film Institute. Es, al mero estilo de Vito Corleone, una oferta que los amantes de las historias de la mafia no podrán rechazar.