¿Quién dijo que la pasta engorda?
Cuando tenemos algunos kilitos de más, lo primero que recortamos son las harinas. A la gran mayoría se nos ha puesto la idea de que las pastas engordan y por ende, cuando queremos adelgazar les huimos.
Sabemos que las pastas se hacen con harina y por tanto suponemos que son puro almidón.
Este tipo de trigo, es muy distinto del trigo blando y ello se nota incluso a simple vista. El trigo duro tiene un tallo más fuerte y la espiga más grande y erguida.
Sus granos son alargados, translúcidos, bien duros y de color amarillo ámbar.Sin embargo, hoy día tenemos a la mano muchas pastas alimenticias de calidad superior que se elaboran con sémola de trigo duro: el más noble de todos los cereales (gracias a sus cualidades alimenticias).
De esta clase de trigo, se obtiene una sémola granulosa que conserva las mismas sustancias alimenticias que el grano entero, con un importante porcentaje de celulosa y fragmentos de germen.
El trigo duro se compone aproximadamente de:
14% de proteínas
67% de hidratos de carbono
2% de minerales
2% de grasas
3% de celulosa
12% de agua.
Contiene todos los minerales importantes para la alimentación: fósforo, magnesio, calcio, hierro, potasio, sodio y oligoelementos varios. Contiene pro-vitamina A, vitamina B1, B2, B6, PP y E y ácidos grasos insaturados, lecitina y esteroles.
La pasta elaborada con de trigo duro es de calidad superior. Y si bien requiere más tiempo de cocción, lo cierto es que vale la espera, pues aumenta más de volumen (hasta tres veces), no se deforma ni se deshace y deja el agua de cocción limpia e incolora.
Es ideal para acompañarla con jugos y salsas, ya que los absorbe fácilmente. Y en lo que a mí respecta, saben más ricas al paladar.



