Hansel le hace un donqueo en la cara a la incapacidad
“La discapacidad no es nada, le pasa a cualquiera. Hay que seguir adelante y nunca rendirse. Nunca mirar atrás”, es el sabio consejo que sale de la voz queda y tímida de este niño de 16 años que come, respire y vive por el baloncesto, deporte que practica desde los cinco años y al que no ha abandonado a pesar de carecer de más de la mitad del brazo izquierdo.
A pesar de ser el segundo hijo de Hansel Salvador, conocido en el mundo del basquetbol como “Kikima”, dos veces MVP del superior distrital, el protagonista de esta historia es un autodidacta. Todo lo que sabe lo ha aprendido gracias a un deseo inmenso por llegar a ser un jugador profesional del deporte del aro y el balón. “Me gusta la emoción que siento cuando entro a la cancha.
Nunca me ha llamado la atención otro deporte”, dice el estudiante de segundo año del bachillerato en el colegio Las Frutas en el sector de Los Mina. Aunque considera que lo puede hacer todo en el baloncesto, este admirador de LeBron James y Kevin Durant entiende que la defensa aérea es su punto fuerte. Verlo en la cancha es todo un espectáculo. No hay movimiento que esté fuera de su alcance. Su estatura (6 pies, 4 pulgadas) y su físico delgado le permite un rápido desplazamiento que une un potente salto que pone en práctica a la hora de ejecutar un donqueo.
Jugando entre hombres En estos momentos participa con el equipo del club Italia en el Clásico Boyón Domínguez para jugadores de hasta 25 años y con todo y la diferencia de edad ha tenido una gran actuación. “Al principio no quería que jugara por temor a que sufriera algún golpe. Las faltas de un muchacho de 25 años no son las mismas que las de uno de 16. Pero hay que dejarlo fluir, que consiga sus logros porque se ha dedicado a trabajar”, dice su protector padre.
Carlos Morales, Héctor Lapaix, Oscar Guillén, Renzo Germán, entre otros, han sido parte de los entrenadores que han ayudado en su formación como deportista. También el preparador físico Kostia Santana Logvinenko. Pero en la vida no todo es color de rosa y en ocasiones ha sentido el acoso de personas que se burlan de su condición. Sin embargo son cosas que no le molestan en lo absoluto. “No siento nada porque Dios está siempre conmigo y me ayuda. No le doy mente”, dice el joven quien ha cambiado de ídolo a nivel local. Antes era su padre, ahora es Paris Bass.
Una de sus aspiraciones es poder participar en la Copa Colegial Claro. Ahora es pretendido por el Colegio América Latina de la Autopista de San Isidro, pero hay que “negociar” ya que su colegio actual le queda a cinco minutos caminando. Ya ha sido convocado a la selección de la Provincia de Santo Domingo, así como a la preselección nacional de la categoría Sub 16 en el proyecto de la Federación Dominicana de Baloncesto que es dirigido por José -Maíta- Mercedes y Melvin López.
Un muchacho mimado, querido y “monitoreado” por su comunidad a la cual ya le ha brindado frutos cuando la entidad caritativa Full Court reparó totalmente las instalaciones de los clubes los Dinámicos y Matrisa y regalaron más de 150 pares de tenis. “Van a volver y la promesa es conseguirle una beca universitaria en Estados Unidos. Como es menor tengo que ir con él.
Dice que será un NBA, pero solo espero que lo puedan ver y sé que va a llegar lejos por su gran dedicación”, añade confiado el papá. OPINIÓN Solicitado para reforzar en el interior, pero sigue quemando sus etapas HANSEL SALVADOR Padre y jugador de baloncesto “De Higuey, el Club Savica me llamó para pedirme permiso para llevarlo como refuerzo por un partido.
Por un lado me gustaría para que sepa como su padre se gana el dinero. Pero también que vaya quemando sus etapas. Sé que ahí se encontraría con refuerzos de un alto nivel. De Villa Riva también me llamaron para que jugara como nativo con los Ferries, pero dije que no. La gente lo tiene pendiente”, declara el orgulloso padre.