Lohan sobrevive sin medicamentos
El centro de rehabilitación donde se encuentra la actriz determinó que no es necesario que tome pastillas para el déficit de atención.
Aunque Lindsay Lohan armó un gran escándalo en la clínica de rehabilitación Betty Ford cuando le fueron confiscadas sus reservas de Adderall -unas pastillas que, según ella, le eran imprescindibles para combatir sus problemas de déficit de atención- ahora que reside en el cercano centro de Cliffside (Malibú), la actriz se habría dado al fin cuenta de que nunca necesitó ingerir semejantes medicamentos y se sentiría muy aliviada por el hecho de seguir adelante con su recuperación sin la necesidad de someterse a tratamientos químicos con tantos efectos secundarios.
Según asegura el portal TMZ.com, nada más llegar Lindsay a las nuevas instalaciones donde cumplirá su condena judicial de 90 días, el equipo médico de la clínica realizó varios análisis para determinar con claridad cuáles eran sus verdaderas necesidades farmacéuticas, entre las que no se encontraba ninguna relacionada con el síndrome de déficit de atención.
Aunque la inestable Lindsay había sido diagnosticada con este trastorno en su niñez y de forma errónea, la artista habría aceptado su nueva condición con serenidad y se habría percatado de que en su larga y polémica trayectoria había hecho uso de esos supuestos problemas de concentración para justificar algunos de sus incidentes al volante. Desde que ingresara en la segunda de las clínicas que la han visto pasar en las últimas semanas, Lindsay habría demostrado estar muy comprometida con su proceso de rehabilitación y exhibido ante el resto de internos su determinación a la hora de recuperarse y no volver a poner un pie en cualquiera de estos centros.
La experiencia de tener que volver a ser ingresada por culpa de sus escándalos y adicciones habría concienciado a la intérprete de la importancia de dar un giro radical a su vida, un cambio que Lindsay habría comenzado con la buena predisposición de levantarse todos los días a las siete de la mañana.
"Lindsay está totalmente centrada en recuperarse y en volver a ser la que era. Está comprometida al máximo con la tarea y, por eso, lo primero que hace es levantarse a las siete de la mañana para prepararse ante la primera de sus actividades matutinas. No hay día que llegue tarde a alguna de sus reuniones, a sus tutorías personalizadas o a cualquiera de las dinámicas de grupo que pueblan su agenda diaria. Sin embargo, por el momento no ha sido capaz de dejar el tabaco, aunque sus mismos médicos le han explicado que no es recomendable tratar de desengancharse al mismo tiempo de dos adicciones tan complejas", revelaba un miembro de su círculo cercano a la revista OK!