Ricardo Rosselló renuncia como gobernador de Puerto Rico
"Luego de escuchar el reclamo, hablar con mi familia, pensar en mis hijos y en oración, hoy les anuncio que estaré renunciando al puesto del gobernador efectivo el 2 de agosto", ha dicho el gobernador, que espera que esta decisión "sea un llamado de reconciliación ciudadana". Rosselló se ha mostrado convencido de que culmina su mandato "deseando la paz y el progreso del país".
La isla montó una fiesta al escuchar el anuncio. Los conductores de los coches hacían sonar sus bocinas, las banderas flameaban por doquier y fuera de La Fortaleza, la mansión de Roselló, miles de manifestantes bailaban por toda la calle a ritmo de reguetón. "Ricky [Rosselló], te botamos", gritaban al unísono. Por fin habían logrado el objetivo que se propusieron después de que se filtrara un chat en el que el mandatario y miembros de su cúpula hacían comentarios homófobos y machistas.
La indignación del pueblo boricua no solo responde a los insultos que espetaron el gobernador y sus principales asesores en el chat. La filtración dada a conocer por el Centro de Periodismo Investigativo ocurrió pocos días después de que el FBI arrestara a dos exfuncionarios de Rosselló como parte de una investigación federal de corrupción relacionada con programas de salud y educación. La exsecretaria de Educación, Julia Keleher, y la exdirectora ejecutiva de la Administración de Seguros de Salud de Puerto Rico (ASES), Angie Ávila, pudieron renunciar antes de sus detenciones, pero sus bajas forman parte del agujero de vacantes con las que ahora lidia el Gobierno. Ambos escándalos conmocionan a una la isla que en 2017 se declaró en quiebra y sufrió el paso del devastador huracán María, que causó al menos 3.057 muertes.
"Pedir disculpas no es suficiente", dijo Rosselló el domingo en un vídeo en el que anunció que no se presentaría a la reelección en 2020 y que abandonaría la presidencia del Partido Nuevo Progresista (PNP). La isla le respondió el lunes con una huelga general y la protesta más multitudinaria hasta ahora —500.000 personas—, que terminó con disturbios entre los manifestantes y la policía, que disparó gases lacrimógenos a los activistas hasta altas horas de la noche. A diferencia de jornadas anteriores, no se registraron heridos ni detenidos.