¿Por qué cuesta tanto ser empresaria en Latinoamérica?
Según una investigación sobre el progreso social de las mujeres del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), pese a los esfuerzos de gobiernos y organismos multilaterales, los resultados para mejorar la incorporación productiva de las mujeres aún son precarios.
Hace 32 años Noelia de León pidió un préstamo y se topó con un no que casi le quita las ganas de convertirse en empresaria para sacar adelante a sus cuatro hijos. Hoy su marca es de las más consolidadas en el mercado de panes saludables y ella es una líder que se desempeña como mentora para otras mujeres con sueños parecidos. Pero dice que todavía es muy difícil, y no se equivoca.
Según una investigación sobre el progreso social de las mujeres del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), pese a los esfuerzos de gobiernos y organismos multilaterales, los resultados para mejorar la incorporación productiva de las mujeres aún son precarios. El estudio también muestra que las mujeres perciben discriminación de género a la hora de acceder a créditos y menos oportunidades que los hombres para empezar su empresa.
Cómo ser empresaria y no quedarse en el intento
Además de madre, empresaria y mentora, Noelia de León procura compartir lo que sabe y en cada una de las charlas que imparte, busca que su experiencia inspire a otras mujeres que tratan de convertir una idea en negocio. Así fue como ella se abrió espacio en un mercado que hace tres décadas sabía poco de panes sin grasa, con mucha fibra, semillas, sin sodio ni azúcar. La historia de Konig, su marca, es también la de una mujer que empezó entregando su producto en taxi y cuyo coraje pudo más que la falta de apoyo.
Después de años de trabajo, de innovar con recetas, su pequeña empresa cuenta con 42 tipos de pan; pero casi se queda en el intento. “Cuando fui al sistema bancario a pedir un préstamo me preguntaron que si yo tenía marido y les contesté que no, entonces el ejecutivo del banco me dijo que era una lástima no tener quien me respaldara, así que me levanté y me fui totalmente decepcionada, porque era un programa que habían anunciado de apoyo a las mujeres empresarias”, explica De León.
Fue entonces cuando un préstamo de 200 dólares de un amigo le dio el primer impulso para iniciar su negocio. Hoy busca ampliar sus operaciones con un crédito y nuevamente tiene la esperanza de obtenerlo a través del sistema bancario. Hasta ahora todos las inversiones y los nuevos proyectos de la empresa salen de las mismas ganancias y del ahorro.
Según la investigación del INCAE, el acceso al crédito es, precisamente, uno de los principales obstáculos que tienen las mujeres para arrancar un negocio.
Camelia Ilie-Cardoza, decana de INCAE, que es un problema de toda la región. “La ventaja de ciertos países es que ya existen las medidas, solamente hay que adaptarlas, comunicarlas y facilitar la relación con las usuarias. En otros países no las tienen todavía en cierto grado, y ahí tenemos que ayudarlos primero a tenerlas y luego diseñarlas para que sean de uso más fácil para las mujeres".
El estudio incluyó una encuesta a 5.469 mujeres profesionales de Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Perú, en el primer semestre de este 2017. En promedio, solo alrededor del 22% de las consultadas consideró que los programas de apoyo para iniciar una pequeña empresa son de fácil acceso.
En lo que se refiere a las leyes que promueven la igualdad entre hombres y mujeres y las que fomentan horarios de trabajo flexibles, la mayoría de las mujeres las catalogó de difícil acceso. Para la empresaria Flory Vega, los horarios flexibles impulsan la incorporación de las mujeres al mercado laboral y el desarrollo de pequeñas empresas, porque facilita el balance entre la vida familiar y la profesional. Ella es parte de Coopemipymes, una cooperativa de productos artesanales que incluye 9 hombres y 83 mujeres, casi todas jefas de hogar. Arrancó hace dos años y hoy tienen un local en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.
Vega dice que estar en una cooperativa es mejor, porque los apoyan con más ferias para exhibir los productos y les ofrecen más capacitaciones.
“Yo diseño joyas que elabora mi esposo, en nuestro caso el crédito no ha sido el paso más difícil, la mayoría de los miembros de Coopemipymes tenemos préstamos con la banca estatal, pero queremos mejorar la comercialización”, señaló la empresaria. En la búsqueda de estrategias para crecer tiene el apoyo de De León, quien dice que falta coordinación entre las instituciones que ofrecen ayuda.