Big Papi no planea cancelar su digno adiós de Grandes Ligas
Si pudiera tener la oportunidad de devolver el tiempo, David Ortiz no habría anunciado su retiro del béisbol con tanto tiempo de antelación. No es que el ''Big Papi'' de Medias Rojas de Boston esté arrepentido de decir adiós al juego que le ha dado todo, pero nunca imaginó las implicaciones del cierre de una carrera legendaria.
Ortiz, uno de los mejores bateadores del béisbol en tiempos recientes y uno de los atletas más populares de los deportes profesionales, anunció en noviembre pasado que se retiraría al concluir la actual temporada. El bateador designado no planea cambiar su decisión, ni aún por estar peleando el Jugador Más Valioso de la Liga Americana.
''Yo he tenido una carrera larga. Me estoy retirando porque así lo decidí y así lo quise'', dijo Ortiz el martes, tras concluir su participación en el Juego de Estrellas de Grandes Ligas en el Petco Park de San Diego.
''Estoy teniendo dificultades [debido a las obligaciones que trajeron mi retiro] para prepararme para el juego. No ha sido fácil'', dijo Ortiz. ''Con mucho orgullo y mucha dignidad me estoy retirando, no creo que mi mentalidad cambie'', agregó.
Ortiz dijo que cuando termine la temporada aprovechará al máximo su tiempo para hacer las cosas que se ha perdido desde que fuera firmado por Marineros de Seattle a los 16 años de edad hace 24 años.
''Cuando esté en una playa dominicana, con una cerveza, en lo último que estaré pensando es en pelota. Me desconectaré'', dijo Ortiz.
En los primeros tres meses de su última temporada, Ortiz bateó .332 con 22 jonrones, 34 dobles, 72 carreras impulsadas, 42 anotadas y un porcentaje de alcanzar bases de .426, haciendo más amargo el trago de su despedida a los fanáticos de Boston.
A los 40 años impuso un récord de extrabases (57) en la primera mitad de una temporada para un jugador de los Medias Rojas, conectó 20 o más vuelacercas por 15to. año seguido y se unió a Babe Ruth, Hank Aaron y Barry Bonds como los únicos toleteros de la historia con 500 jonrones y 600 dobles.
Ahora su línea vitalicia luce así: .286 de promedio al bate, .380 de OPB, 525 jonrones, 618 dobles, 1,713 carreras impulsadas y 1,382 anotadas. Números de un jugador con perfil del Salón de la Fama de Cooperstown.
Cada día del año, comenzando por su llegada a los entrenamientos primaverales en Fort Myers, Florida, ha sido un evento especial en la vida de Ortiz. Las demandas de los medios de comunicación, los aficionados y toda la comunidad del béisbol, crecieron extraordinariamente desde que anunció su retiro. Todos quieren un pedazo del Big Papi antes que se marche definitivamente.
''De haber sabido que todo sería de esta manera, habría guardado el anuncio para después de la temporada, cuando todo hubiera terminado y no necesitara prepararme para jugar un partido'', dijo Ortiz a ESPN Digital antes de llegar a San Diego.
Al igual que ocurrió con Chipper Jones en 2012, Mariano Rivera en 2013 y Derek Jeter en 2014, el Juego de Estrellas de este año fue una especie de homenaje largo para Ortiz, quien fue electo por los aficionados para integrar la alineación abridora de la Liga Americana por séptima ocasión.
Ortiz, quien ha sido convocado a 10 clásicos de mitad de temporada, dió un discurso de motivación a los jugadores de la Liga Americana antes del partido y fue el encargado de llevar la alineación de su equipo al árbitro principal Mike Winters antes del llamado a juego. Fue uno de los jugadores más ovacionados por el público en la presentación de las alineaciones abridoras y la televisión comenzó su transmisión con una entrevista especial de Big Papi, grabada en el Fenway Park.
Enfrentando a su compatriota Johnny Cueto, de Gigantes de San Francisco, Ortiz fue víctima de una gran jugada del inicialista Anthony Rizzo, de Cachorros de Chicago, en la primera entrada y luego recibió boleto del cubano José Fernández, de Marlins de Miami, en el tercer episodio. Fernández había prometido públicamente lanzarle rectas a Ortiz si lo enfrentaba en el partido, supuestamente para facilitarse una buena conección.
''Dijo que me lanzaría rectas y me abrió con un cambio de velocidad'', dijo Ortiz antes de explotar en una gran risotada.
Cuando Ortiz fue sustituido por su compatriota Edwin Encarnación, de Azulejos de Toronto, en medio de la entrada, los 42,386 aficionados en el Petco Park le tributaron otra gran ovación y sus compañeros lo recibieron fuera de la cueva para honrarlo.
''El cambio fue planeado'', dijo Ned Yost, el manager de Kansas City y la Liga Americana. ''Le dije a David antes del partido. Te voy a dar dos turnos al bate y si te embasa en el segundo, te sacaré para darte la oportunidad de salir salir del terreno. Si no pegas hit en tu segundo turno, te voy a dejar salir a batear en el tercer turno y pediré tiempo en medio del turno para sustituirte'', agregó Yost.
''Pienso que fue un momento chévere del partido'', dijo Yost.
''El último juego de Ortiz era algo que no me quería perder'', dijo el venezolano Miguel Cabrera, de Tigres de Detroit. ''El solo hecho de estar en la misma cueva con Big Papi vale el viaje'', dijo el puertorriqueño Carlos Beltrán, de Yankees de Nueva York.
''Una de las mejores experiencias de mi vida es haber sido parte del último juego de David Ortiz, a quien siempre he admirado'', dijo el lanzador dominicano Bartolo Colón, de Mets de Nuevaw York. ''Lo admiro no solamente por su calidad como jugador, sino además por su gran corazón'', agregó.
Colón, de 43 años, era el jugador más viejo en las nóminas del Juego de Estrellas. Eso no impidió, sin embargo, que cámara en mano, buscara a Ortiz para tomarse una foto.
''Han sido un par de días maravillosos, ustedes se han dado cuenta de la relación que tengo con los otros jugadores. Es una experiencia única. Hay un poco de ajetreo para prepararse para el juego, pero es la última vez que estaré aquí. Fueron unos días maravillosos, un privilegio para mí'', dijo Ortiz, quien bateó .294 (17-5) con un jonrón y tres carreras impulsadas en Juegos de Estrellas.
Con el triunfo de la Liga Americana 4-2 sobre la Liga Nacional, el joven circuito salió airoso por cuarto año consecutivo y puso su récord en 22-6 y un empate en las últimas 28 ediciones. De paso, aseguró la ventaja de la casa para la Serie Mundial, un evento que Ortiz ha ganado tres veces con los Medias Rojas desde el 2004.
''Tener un buen año y ganar un cuarto anillo fueron las metas que me puse por delante desde que anuncié mi retiro en noviembre. No es fácil, ni tener un buen año a esta edad, ni ganar el título, pero siempre me han gustado los retos'', dijo Ortiz.
''Ahora viene la parte más difícil de la temporada, cuando el cansancio comienza a pasarle factura a los jugadores, especialmente a los más veteranos'', dijo.
''Me estoy divirtiendo más que nunca, pero también terminaré más agotado que nunca. Recuerda que ninguno de nosotros se está poniendo más joven'', dijo. ''Los sueños se hacen realidad, lo único que no es verdad es que uno aparece directo a lo que quiere, en la realidad hay que trabajar para conseguirlos. Esta es una carrera bella, bonita, donde la gente te adora, pero lleva mucho esfuerzo y trabajo'', dijo Ortiz.