El latido de Stephen Curry bombea el juego de los Warriors
El Jugador Más Valioso de la temporada pasada, Stephen Curry, fue el último en entrar en la ducha. Todavía estaba con la adrenalina a flor de piel después de un final de partido vibrante en el que Golden State Warriors se llevó la victoria ante Los Angeles Clippers (112-108). Como de costumbre, le dedicó unos minutos al teléfono. No se le vio teclear ni contestar mensajes, tan sólo mirar la pantalla. En muchas ocasiones repasa las mejores jugadas del partido que acaba de jugar. Ahí empieza su análisis, pocos minutos después de que finalice el encuentro.
Volvió a brillar y sus siete triples fueron claves para que los Warriors lograran su quinto triunfo consecutivo. Curry (31 puntos, 7-de-11 en triples) es el corazón de su equipo. Cuando él late, bombea al resto de sus compañeros pero cuando no lo hace, la cosa es diferente. Hubo varios momentos en el jugador durante la cita, varios estados en el armador. A los 2:45 minutos de juego del primer periodo ya acumulaba dos faltas personales y se fue directo al banquillo.
"Fue frustrante porque no agarras ritmo cuando te vas al banquillo a los tres minutos. Te mantienes concentrado y sabes que tendrás la oportunidad de regresar. En el segundo cuarto conseguí varias canastas y estuve más conectado", apuntó tras la cita.
Su rostro lo decía todo durante los nueve minutos que tuvo que ver al toro desde la barrera. En el segundo acto, dejó atrás las frustraciones y se concentró en hacer una de las tareas que mejor le salen: anotar. Tres de los siete aciertos en todo el partido que tuvo desde el perímetro los logró en un segundo cuarto en el que eclipsó la buena actuación de Chris Paul. Los Warriors carburaban y llegaron a tener una máxima ventaja de 17 puntos que finalmente dejaron escapar. En el tercer periodo, Curry dejó de latir y el equipo lo notó. No fue capaz de anotar ninguna de las seis oportunidades que tuvo (tres de ellas fueron tiros de tres), y su equipo vio cómo los Clippers remontaron la cita e incluso llegaron a alcanzar una ventaja de 10 puntos.
"Nunca perdí la confianza. Me sentí cómodo en el tercer cuarto con los lanzamientos pero no entraron", confesó. "La ofensiva trabajó para crear esas oportunidades que normalmente entran. En el cuarto periodo hicimos mucho pick-and-roll y tuvimos oportunidades abiertas. Fue bueno para nosotros sentir un poco de adversidad ante un equipo como éste. No ganaremos por mucha diferencia a todo el mundo este año. Será duro", esgrimió.
Hubo momentos en que entre el aliento del público, el ambiente de playoffs y la remontada de los Clippers, los jugadores de Golden State se increparon entre ellos. Se dijeron las cosas a la cara y lo que desde fuera parecían arengas airadas se convirtió en la mejor medicina para recuperar el ritmo de juego.
"Somos un equipo y tenemos diferentes voces que se levantan en distintos momentos. Cuando la cosa se pone difícil y emocional todos dan un paso al frente y nos ayudan a concentrarnos en lo que tenemos que hacer. En el tercer cuarto hubo emociones en el banquillo y eso es lo que necesitamos, algo de fuego. El que nos retemos entre nosotros de una manera sana, eso es bueno. Esto sirve para estar 5-0 y seguir ganando. Necesitamos este tipo de momentos para probarnos", apuntó.
Se rehicieron de 10 puntos en contra y en el último periodo supieron imponer una intensidad mayor y más efectiva que sus rivales. Chris Paul llegó a las cuatro faltas personales y el riesgo era evidente en el tramo final. Fue en esos 12 minutos de juego donde los Warriors marcaron la diferencia de verdad. Los errores hicieron mella en los angelinos, que además de contar con oportunidades desperdiciadas, también concedieron demasiado en defensa. Es pecado dejar a Curry abierto y algunos jugadores deberán pasar por el confesionario.
"Tuvimos muchos errores por no llevar a cabo el plan de juego", sostuvo Doc Rivers. "Esa es la diferencia entre ellos y nosotros. Ellos juegan juntos y ejecutan. Ver a Curry abierto en una esquina nos mató".
El coach se refería a una de las últimas jugadas del encuentro, cuando el armador rival casi sentenció la cita con un lanzamiento de tres. Es difícil controlar al que hasta el momento es el mejor armador de la liga.
Curry se sigue tomando la vida con sencillez. Su idea es la de seguir macerando otro anillo y quién sabe si algún JMV más. Por ahora, su comienzo y el del equipo está siendo brillante. Generalmente son los equipos que pierden finales los que tratar de imprimir estas ganas, ímpetu y determinación por darle la vuelta a la tortilla. En este caso, los Warriors van a por todas. Tienen entre ceja y ceja marcar una época.
"Hemos pasado por esto antes. Hemos llegado a los partidos ajustados en el último tramo y hemos encontrado la manera de ganar. Para nosotros ser los campeones y empezar como lo estamos haciendo este año y encontrando diferentes manera de ganar está bien. El de esta noche fue el primer test de cómo lo vamos a hacer en otras ocasiones", sentenció.