Un trío muy especial
Para los lanzadores, la clase de representantes que este domingo se investirá con el traje de la inmortalidad será la más especial en toda la historia de celebración de los ceremoniales de Cooperstown.
Esto así, porque cuando a partir de la 1:30 de la tarde del domingo se dé inicio a la exaltación correspondiente a este año en el Clark Sport Center, de Cooperstown marcará la primera vez en los anales que al menos un trío de monticulista reciba el bautismo de la exaltación por el voto favorable de los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol.
Estos dejaron escasas dudas, por no decir ninguna para que este fin de semana en las Grandes Ligas sea para cuatro grandes héroes, Craig Biggio, Randy Johnson, Pedro Martínez y John Smoltz, los últimos tres ranqueados en el grupo de los seis principales abridores que tuvo la llamada época de los esteroides, junto a ellos están Greg Maddux y Tom Glavine, ambos exaltados en la cosecha pasada, en tanto que Roger Clemens batalla por algún día ser perdonado.
Aunque en el pasado, en otras cuatro ocasiones al menos tres pitchers han recibido el bautismo de la inmortalidad esta será la primera ocasión donde los homenajeados reciben el voto favorable de los comunicadores. No ocurrió así ni en 1946, 1964, 1972 como tampoco en 1992.
Y es que Johnson, Pedro y Smoltz fueron tan consistentes en sus desempeños que les permitieron reunir una serie de logros que hoy lo llevan de la mano a la inmortalidad.
Ellos se convertirán en el primer trío de ponchadores de 3,000 en ser exaltados el mismo año, dejando atrás la marca que en el pasado tenían Fergunson Jenkins ( 3,192) y Gaylord Perry (3,534 ), quienes desde 1991 se encuentran en Cooperstown.
La trilogía que este domingo verá colgada sus placas del Salón de la Fama se combinó para 11,113 abanicados, siendo el espigado de 6®11, segundo en la lista de todos los tiempos con 4,875.
Además, ellos se combinaron para nueve premios Cy Young, 26 presentaciones en el Juego de Estrellas; nueve lideratos de efectividad; 14 veces encabezaron sus ligas en ponches, mientras que el récord combinado de los tres fue de 735-421.
Johnson y Pedro son primero y tercero entre los lanzadores con mejor proporción de ponches por nueve entradas. El primero con 10.6 y el segundo con 10.0.
Ah, y como si fuera poco se alzaron con anillos de series mundiales, en el caso de Johnson fue el Más valioso en el evento conquistado por los Diamondbacks de Arizona ante los Yankees de de Nueva York, tras registrar foja de 3-0.
Martínez fue uno de los héroes en el histórico Clásico Mundial logrado por los Medias Rojas de Boston, franquicia que dejó atrás una sequía de 86 campañas, tras vencer a los Cardenales de San Luis, mientras que Smoltz fue miembro en el certamen alcanzado por los Bravos de Atlanta en 1995 ante los Indios de Cleveland.
Martínez el lanzador que nunca se intimidó Hasta hoy en día, Felipe Alou alucina con lo ocurrido el 14 de abril de 1994. Pedro Martínez estaba a cinco outs de lanzar un juego perfecto cuando le propinó un pelotazo a Reggie Sanders en el codo.
El toletero de los Rojos de Cincinnati se había ponchado dos veces previamente ante el derecho dominicano que cumplía su primera temporada como abridor de los Expos de Montreal, recibiendo lanzamientos ceñidos al cuerpo. Cuando fue impactado, en cuenta de 0-2, Sanders salió despedido hacia el montículo para pelear con Martínez.
“¿A quién se le ocurre que alguien le va dar un bolazo intencional cuando está tirando un juego perfecto?”, dijo Alou, quien entonces era el piloto de los Expos. “Pero se trataba de Pedro Martínez y en ese momento tenía una reputación de lanzar adentro”.
Alou empleó en específico una frase en inglés: “headhunter”, o sea un pitcher que tiraba a la cabeza del bateador rival.
“Era una fama muy injusta. Lo que muchos no entendían es que Pedro tenía su forma de ser, era alguien no le tenía miedo a nadie”, contó a The Associated Press.
Fue precisamente lo que Dan Duquette -el ejecutivo que en dos ocasiones gestó canjes para llevarlo a Montreal y luego a los Medias Rojas de Boston- detectó cuando lo vio lanzar por primera vez cuando se desempeñaba como coordinador de ligas menores de los Expos.
“Lo que me llamó la atención de inmediato fue su valentía en el montículo para ser un pitcher tan bajito (estatura de 1,56 metros, 5,11 pies)”, dijo Duquette dijo a la AP. “Ya era un dueño de un repertorio completo, con un gran control, pero le tiraba adentro al cuarto y quinto bates”.
Después de ser elegido al Salón de la Fama, Martínez se refirió a esa fama: “Cuando salía a lanzar, mi intención era que supieran que nadie me iba a intimidar o que podían meterse adentro del plato. Yo tenía que hacerme respetar”.
También ha asegurado que el 90 por ciento de los 141 bateadores que llegó a golpear en su carrera de 18 años fueron de forma intencional.
Y así es que este domingo, cuando se devele su placa en Cooperstown, la misma no incluirá mención alguna de que haya lanzado un juego perfecto o sin hits.