La vida no tiene que ser perfecta para ser extraordinaria
Una de las verdades más grandes es que nunca terminarás de sorprenderte con las cosas que te entregue la vida. Nunca terminarás de descubrir y aprender. Nunca será suficiente, siempre se requerirá de más esfuerzo para lograr las cosas que deseamos. Y, sobre todo, nunca terminarás de amar y crecer.
Y crecer significa abrir los brazos y tener la disposición de vivir todo lo que se incorpore a tu vida, de disfrutar los detalles y aprender de las experiencias, ya sean buenas o malas. Sobre todo de estas últimas, pues son precisamente las malas experiencias las que más te enseñarán, pues al pasar por ellas sabrás cómo enfrentar con sabiduría lo que venga después. Son esos duros momentos los que más te forman, en los que más aprendes. Te haces más fuerte y a prueba de balas, a pesar de que hayas sufrido para lograrlo.
La vida no tiene que ser perfecta para ser extraordinaria. No tiene que estar llena de buenos momentos que te hagan sonreír, pues si sólo fuera así nunca aprenderías, vivirías en un sueño y no tendrías la fuerza suficiente para poner los pies en la tierra de vez en cuando. Serías la misma persona siempre, no te desarrollarías y no existirían los desafíos.
No creas que tu vida no vale la pena sólo porque estás pasando por un mal momento. Aprovecha esa experiencia y date cuenta de las cosas que tienes que hacer la próxima vez. Haz parte de ti esas situaciones y busca qué pretenden enseñarte, pues a veces los malos momentos llegan para dejarnos algo, para advertirnos, para hacernos crecer y no cometer los mismos errores.
Muchas veces creerás que no puedes más y dejarás de luchar. Sentirás que todo es en vano y que no podrás lograr lo que tanto deseas. Pero ese es tu error, pues quizá necesitas un poco más de fuerza y voluntad para cumplir tus sueños, probablemente te falta alguna prueba que superar. Probablemente te haga falta hacerte más fuerte.
Así es la vida, y aunque no sea perfecta y no te dé todo lo que quieres siempre, debes saber que aún así es algo por lo que vale la pena seguir viviendo.
Pues la vida está hecha para ser feliz, pero primero tendrás que ser fuerte.