McHale no sabe descifrar a Clippers
La superioridad de Los Angeles Clippers sobre Houston Rockets es abrumadora. Los angelinos están imponiendo su ley en su serie que tienen dominada gracias a la victoria 128-95 en el Juego 4 y que les pone con una ventaja de 3-1. Si logran vencer un encuentro más de los potenciales tres partidos que restan pasarían a la primera final de la Conferencia Oeste de su historia.
Tanto en la victoria anterior como en la cosechada este domingo, los Clippers han revolucionado el encuentro en el tercer periodo. Los 43 puntos que anotaron en el cuarto volvieron a ser una losa imposible de salvar para uno Rockets desquiciados que han demostrado sentirse inferiores. La primera muestra de esa inferioridad es la sobre utilización de las faltas estratégicas a DeAndre Jordan (para que vaya a la línea de tiros libres, una táctica que fue nefasta. El centro consiguió 14 lanzamientos desde los 15 pies de 34 ocasiones.
De los 37 puntos de ventaja que lograron los Clippers, 22 corresponden a los tiros libres más que anotaron los tejanos lo que demuestra la mala gestión de un Kevin McHale que no sabe cómo frenar el potencial de sus rivales. El coach comenzó a hacer faltas a Jordan desde el primer periodo, lo que provocó pérdida de ritmo en el equipo y la capacidad de los Clippers de rearmarse en defensa, hecho que impidió que los Rockets sacaran provecho de las jugadas rápidas.
"Jordan anotó algunos tiros libres. Creo que hizo 14 esta noche así que hay que darle crédito. Se concentró en los lanzamientos y los anotó", afirmó James Harden (21 puntos, seis asistencias y ocho rebotes), quien sigue teniendo problemas para mostrar su mejor versión.
A la postre, las malas decisiones de McHale acabaron por potenciar las debilidades de Houston, que por ahora navegan sin rumbo fijo en la serie. La impotencia se tornó en nerviosismo, en pérdidas de balón (21 por parte de los Rockets), en errores a canasta y en la desconcentración de un Dwight Howard (siete puntos y seis rebotes) desaparecido y propenso a perder los papeles. Acabó expulsado en el último periodo por lanzarle un balón a uno de los árbitros y se marchó con seis faltas en su casillero.
"Es frustrante. Me pongo emocional cuando juego en playoffs y quiero ganar con muchas ganas. Es frustrante a veces, pero tengo que hacer todo lo posible para mantenerme tranquilo", apuntó Howard.
McHale, por su parte, explicó lo que significa el centro para el equipo. "Hemos tenido que apoyarnos en él para que cargue con mucho del peso que tenemos. Cuando conducimos el balón o cuando jugamos con él. Puede hacerlo bien, pero no hemos podido contener su defensa en toda la serie. Han sabido contestarnos y nos han hecho correr. Han aprovechado nuestros errores para hacer varias clavadas", comentó McHale.
Uno de los ejemplos del desconcierto de los Rockets fue el caso del griego, Kostas Papanikolaou, quien en su primer minuto de juego ya había acumulado cuatro faltas personales, es decir, una por posesión.
El 'hack-a-Jordan' acabó beneficiando a los Clippers, que están viendo cómo el jugador está teniendo más acierto desde la línea.
"Doc siempre nos lo dice y nosotros animamos a DJ (DeAndre). Anotó varios y eso fue enorme para nosotros", afirmó Chris Paul (15 puntos y 12 asistencias). El armador jugó su segundo partido tras la lesión en el tendón de la corva de la pierna izquierda y completó una buena actuación. Con la serie encarrilada y ante la posibilidad de que los Clippers disputen la final de conferencia, Paul lo tiene claro: hay que cerrar la serie el martes en Houston.
"Como equipo tenemos la oportunidad de ganar el martes. Dependemos de nosotros, de los que estamos en el vestuario y debemos salir a jugar", sentenció.