La sabia evolución de Beyoncé
La verdad, no sé que tanto le tememos las chicas al paso del tiempo, ¡tenemos excelentes ejemplos de que solo mejoramos con él! Sí, quizás conseguir nuestro estilo nos tome un rato, pero cuando lo encontramos, debemos aferrarnos, justo como lo hizo Beyoncé.
Ella empezó su carrera súper joven y se dejaba llevar por las -malas- tendencias del momento. La única consistencia que tenían sus atuendos era su vulgaridad y por si fuera poco, ¡nos tocaba verlo triple porque estaba en Destiny’s Child!
Cadenas a la cintura, pantalones inimaginables, -deberían estar prohibidos- y un patriotismo exagerado. En el 2000 el estilo de nuestra reina era un pequeño desastre.
En ese momento, Beyoncé ya experimentaba con el rubio, pero su alisado tieso no le agregaba mucha gracia.
Cuando se trataba de vestidos, eran colorines que mostraban piel en exceso, y si tuviera que describirlos, diría que encajaban perfecto en cualquier concurso de belleza cursi
Con el paso del tiempo, Beyoncé ya podía demostrar un poco a lo que se dirigía, ¡a ser una reina del escenario! Es una lástima que en aquel entonces, -hiriendo algunas sensibilidades-, la chica no había descubierto lo que un Cavalli podía hacer con su cuerpo, y usaba sobre todo, prendas hechas por su madre.
Sin embargo, a pesar de mis recelos con el estilo de sus vestidos, empezábamos a ver que los cortes de sirena serían los que más le favorecerían y que el dorado pasaría a ser su arma poderosa. También comenzó a adoptar un maquillaje más sencillo, que resaltaba su brillo natural, sobre aquel intenso juego de sombras de finales de los 90.
Más de 10 años pasaron desde la primera foto que les mostré acá, Beyoncé maduró por completo su imagen, ¡y sin las arrugas predecibles! La chica tiene una piel increíble.
Ahora se mantiene en tonos más neutros como el azul marino, el borgoña, el negro y el blanco. Se aprovecha de sus maravillosas curvas de forma más elegante, ¡pero sin decepcionar a su público masculino! Y por supuesto, ha hecho de las joyas, sus mejores acompañantes al red carpet.
El cabello ya no es rubio decolorado, sino que apunta al café/miel, lo que hace que sus facciones se vean más armónicas. El color vino es prácticamente una firma en sus labios, ¡y si se fijan, ahora solo usa iluminadores en su rostro!
Otro increíble ejemplo de que a medida de que te reconoces, no necesitas tanta carga exterior para resaltar. Beyoncé se quitó un par de colores, se puso un poco más de tela y descubrió que la naturalidad era su mejor amiga. ¡Bravo!