Gerard Butler Salva el Día.
El rey de Esparta, el que detuvo a los persas en las Termópilas, el conquistador de las mujeres más hermosas, el azote de los villanos, un amigo noble y un estratega implacable, todo define a Gerard Butler.
El cine lo ha cobijado con adrenalina en varias de sus películas, pero él no se considera una figura de acción viviente. De hecho se toma con gracia todos los mitos que se han ido creando alrededor de su figura. “Me gusta que la vida me sorprenda. Me gusta llegar a los foros de filmación y no saber qué es lo que va a pasar ese día en mi vida”.
Va a ser difícil no recordar su cara por estos días. Y es que el intérprete se apoderó de las taquillas mexicanas el pasado fin de semana, con el estreno de Olimpo bajo fuego, una película donde expone, de nueva cuenta, ese humor cínico y valor de acero que lo ha caracterizado en sus producciones anteriores. “Más allá de las escenas de acción, balaceras y explosiones, lo que verdaderamente me emociona de este proyecto, y cualquiera donde yo esté involucrado, es la posibilidad de crear, de amoldar el guión, de agregarle o quitarle cosas. Y en ese sentido, la película me permitió divertirme mucho”, expuso el actor en declaraciones a la página de internet denofgeek.com.
Lejos del temperamento explosivo con el que aparece en pantalla, Butler sabe reírse de la vida y de sí mismo. Esa “buena vibra” le ayuda de forma constante a toparse con proyectos que se convierten en minas de oro. “Tampoco es que suceda siempre así”, acepta antes de soltar una carcajada. Reconoce, que de vez en vez, ha estado involucrado en “churros”, pero al menos en esta ocasión, logró conformar con un elenco de alto perfil. Dirigida por Antoine Fuqua, Olimpo bajo fuego cuenta con las actuaciones de Morgan Freeman, Ashley Judd, Aaron Eckhart y Melissa Leo. “Y me siento orgulloso de haber participado en ella”. Orgulloso, sí, pese a la polémica que ha levantado su paso.
Con los Terroristas.
El más reciente largometraje de Butler expone en su trama el ataque que un grupo de extremistas emprende contra la Casa Blanca, donde secuestra al presidente estadounidense (encarnado por Aaron Eckhart). En medio del caos surge un agente de seguridad dispuesto a rescatarlo y de paso dar cuenta de los terroristas: Mike Banning (Gerard Butler).
El intérprete reconoce que la película tuvo mucha publicidad gratuita por estos días. Más de lo que hubiera querido, debido a lo sensible que es utilizar la palabra “terrorismo” tras los atentados de Boston, y el ambiente bélico que se vive por la crisis de la Península Coreana.
“La película funcionó, sin querer, como una especie de esfera de cristal”, reconoció el histrión en una entrevista con la revista GQ. “Leí en el periódico que Obama apoyaría a Corea el Sur en caso de un conflicto, ¡y nosotros tenemos una escena similar en la película! No sé qué es lo que siga, pero espero que las coincidencias terminen aquí”.
“Siempre es interesante hacer una película que sea relevante para la sociedad, porque eso conecta con el público”, reflexiona, y agrega: “Cuando estamos escribiendo un guión, por mero sentido común nos tenemos que preguntar, ‘¿cuál es la situación política del mundo?, ¿cuáles son los peligros que vivimos ahora?, ¿a qué somos vulnerables?’ Esas no son preguntas que se haga solamente alguien que va a filmar una cinta, son preguntas que nos debemos hacer todos. No hacemos una película donde digamos que la gente de tal o cual país es mala. Simplemente retratamos una fracción de la realidad”.
El otro lado de la Cámara.
Lejos de quedarse como una masa de músculos que golpea a los villanos en turno, Butler trata de aplicar lo aprendido frente a la cámara en otras áreas. Por ejemplo, el reciente largometraje le permitió ejercer como productor. Emocionado por su nueva faceta, Butler trató de imprimirle la misma intensidad a la producción que a la actuación. “Hacer ambas cosas a la vez en una película te permite estar más centrado en lo que estás haciendo, e implica una gran carga de responsabilidad”.
Mientras que el público verá al actor disparando y huyendo de explosiones en Washington, pocos imaginarán que el mismo Gerard Butler también tuvo que buscar al director de la película (él fue quien seleccionó a Antoine Fuqua), participó en la elección del elenco y hasta le entró al marketing. “Se aprenden muchas, muchas cosas (risas). Pero el consejo que le doy a quien quiera intentar actuar y producir a la vez es: Háganlo con proyectos que verdaderamente les apasionen, porque tendrán que entrar en muchas áreas que parecen ajenas a actuar (comercialización y derechos, por ejemplo), y que requieren de mucha energía. Yo me siento orgulloso con el resultado”.
POR CIERTO.
Drama vivencial ¿Qué los héroes de acción no se rompen? Al menos Gerard Butler aprendió, por la mala, que él no es de acero. “Durante el rodaje sentía un poco de dolor en el cuello. Cuando terminé de filmar Olimpo bajo fuego, fui a ver al doctor y me dijo que tenía dos huesos fisurados, pero no me duele, y me ha servido de pretexto para hacerme el duro y presumirlo en las entrevistas”.
Para el rodaje de la película, el actor recibió asesoría del servicio secreto de los Estados Unidos.