Qué es la inteligencia erótica (y cómo aprovecharla en la cama)
Placer que requiere de tus sentidos. Por su parte Mabel Iam, quien también es psicoterapeuta y autora de “Sex & the erotic lover”, afirma que durante el contacto sexual, la concentración ayuda a reconocer las diferentes texturas del cuerpo, tuyas y de tu pareja, que pueden ser infinitas y sutiles.
Por ello es esencial, afirma Iam, ejercitar todos los sentidos para gozar del sexo de manera intensa, y para que lo puedas lograr te compartimos sus estrategias.
1. Toque a ciegas. Para ejercitar el tacto, realiza el siguiente ejercicio con tu pareja: Tomen un pañuelo y tápense los ojos, poniendo toda la atención mientras se acarician. Este ejercicio de investigarse a ciegas despierta el sentido del oído y ayuda a escuchar excitantes susurros”.
2. ¿A qué sabes? La experta señala que existen alrededor de 10 mil papilas gustativas que sirven para discriminar los diferentes sabores. El cuerpo emana diferentes saborcillos durante el beso, el reconocimiento de cada sensación genera mayor satisfacción o éxtasis durante el sexo.
3. Cambia la postura. El cambio de posturas durante el sexo, varias es recomendable, brinda mayor estimulación, pero si la pareja no las realizan con suficiente profundidad e inteligencia erótica, se convierte en simple ejercicio sexual.
4. Olfato y tacto. La autora indica que debes poner en agua los pétalos de una flor, como jazmín o rosa, y esperar a que se diluyan entre los dedos creando un perfume sensual instantáneo. Con ese aroma impregnado en tus manos puedes tocar a tu pareja hasta excitarlo.
5. Gusto, oído, tacto y vista. Cuando cambien de posición en el acto, deténganse un instante y prueben algún alimento que les brinde sabores que resulten estimulantes, no sólo lo coman, obsérvenlo y degústenlo, escuchando los sonidos dentro de la boca.
Esther Perel afirma que la inteligencia erótica también consiste en crear cierta distancia entre la pareja para luego hacer cobrar vida en cada espacio, para que exista deseo, en tener un espacio (físico, emocional, intelectual) que sólo te pertenezca a ti, porque no hay que mostrarse todo.