¿Cómo saber si te mienten?
A pesar de que se han popularizado algunas herramientas, la realidad es que detectar una mentira es un proceso de suma complejidad. Como explica Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, las personas no somos muy sensibles para detectar un engaño. Incluso utilizamos claves erróneas, como suponer que quien miente “no mira directamente a los ojos cuando se le habla o se le cuestiona”.
En diversos estudios se han identificado algunas regiones cerebrales relacionadas con el acto de mentir, así como su actividad neuronal en tiempo real. Entre otros hallazgos, se ha asociado una participación del giro inferior frontal, la corteza anterior del cíngulo y la corteza prefrontal. Este tipo de correlaciones hace que algunos instrumentos sean candidatos más certeros para detectar mentiras.
La decisión de mentir Por ejemplo, refiere Ostrosky, se ha utilizado una banda con sensores colocada alrededor de la frente para identificar cambios en el metabolismo cerebral de la corteza prefrontal. Por su relación con la toma de decisiones, esta área podría detectar si las personas toman la decisión de mentir. Su ventaja es que detecta la actividad encubierta de la corteza prefrontal antes de que el sujeto responda verbalmente, explica la especialista.
Existe además otro método conocido el instrumento que probablemente tenga más oportunidades es la resonancia magnética funcional, que mide los cambios en la concentración de sangre oxigenada cada pocos segundos, en relación con la actividad neuronal del cerebro.
Por ejemplo, durante un experimento con 18 voluntarios, este sistema detectó que cuando los participantes mentían se producía un incremento de metabolismo en la región superior de la corteza prefrontal y en la corteza anterior del cíngulo involucrada en las emociones, la toma de decisiones y en la resolución de conflictos. El psicólogo Daniel Langleben, de la Universidad de Pensilvania, encargado del estudio, calculó que este método alcanzaba hasta 88% de exactitud.
Aunque continúan las investigaciones, ya existen corporaciones que ofrecen la aplicación de resonancia magnética funcional como un detector de mentiras más confiable que el polígrafo.
Honestidad neuronal La razón de la alta confiabilidad que ha reflejado esta técnica podría ser, de acuerdo con los expertos, que nuestro cerebro está programado para decir la verdad. Por ello, cuando mentimos, el cerebro se esfuerza para cancelar el decir la verdad e inventar algo diferente; de ahí que se generen procesos que se traducen en la actividad neuronal de las distintas regiones cerebrales.
Los fallos Pero no todos coinciden en la infalibilidad del mecanismo. Un informe de la NAS, que evaluó tan negativamente el polígrafo, señala que los estudios de resonancia magnética funcional “tienen limitaciones similares a los de la investigación típica de laboratorio con polígrafo”. Es decir, enfrenta desafíos en situaciones de la vida real, donde los interrogados no necesariamente reaccionan igual que durante un experimento de laboratorio. Tampoco son certeros cuando una persona íntimamente ha convertido una mentira en “su” verdad, o bien si se aplican a personas con alguna patología que provoque que su cerebro simplemente esté incapacitado para distinguir entre verdad y ficción.