La pobreza en Nueva York

"En una país donde el ingreso per cápita es de menos de 6,000 dólares anuales, el que gana 10,000 dólares anuales vive bien; pero en un país donde el ingreso per cápita supera los 40,000 dólares al año, el que gana menos de 20,000 dólares al año, o no gana nada, se lo está llevando el diablo." Sí señores: esta es la realidad que están viviendo más de la mitad de los dominicanos que vivimos en Nueva York.

 

Hemos visto cómo, en numerosas ocasiones, nuestros medios de prensa publican artículos y reportajes de periodistas que se refieren al "supuesto" potencial económico de la diáspora dominicana para realizar inversiones de capital en nuestro país.

 

Durante muchos años se ha afirmado que los dominicanos radicados en Nueva York constituyen una atractiva fuente de inversión para la República Dominicana. Se ha hecho énfasis en que nuestra colonia ha adquirido una experiencia determinante en las áreas económica y comercial, con inversiones millonarias en los estamentos administrativos estatales de sus respectivas comunidades en nuestro país.

 

Hace varios meses, Leonora Suki, Directora Asociada del Programa de Desarrollo y Remesas del Centro Sobre la Globalización y Desarrollo Sustentable, con sede en Nueva York, al participar en la conferencia "Creando oportunidades de comercio entre la población hispana y del Caribe en los Estados Unidos," realizada en el auditorio de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), de la ciudad de Santo Domingo, hizo énfasis en el potencial económico de nuestra comunidad radicada en Nueva York.

 

Un estudio, realizado por el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, con sede en Nueva York, en coordinación con FUNGLODE, le permitió a la señora Suki referirse, durante su participación en la citada conferencia, a la evolución económica y social lograda por la comunidad dominicana radicada en Nueva York. A lo que nunca hizo referencia la citada conferencista, es que a esta evolución económica solo un mínimo porcentaje la representa, ya que la realidad es que más del 90% de nuestra comunidad radicada en Nueva York está desligada de esta evolución.

 

En un artículo publicado hace varios años por la periodista Miriam Ventura, ésta destacó claramente el "discutible estado de pobreza en que se desenvuelve la colonia dominicana radicada en Nueva York," pués la profesora Ramona Hernández y el profesor Francisco Rivera-Batiz, quienes eran encargados de elaborar parte de los Programas de Estudios Latinos de las universidades de Boston, Massachusetts, y Columbia de Nueva York, respectivamente, publicaron el informe: "El perfil socio-económico de los dominicanos en Nueva York," que contó con el aval del Instituto de Estudios Dominicano. Cabe destacar que en la actualidad la Dra. Ramona Hernández es Directora del Departamento de Estudios Dominicano de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, por sus siglas en inglés).

 

El citado informe ha servido como base de apertura de un interesante debate sobre la realidad económica del dominicano en esta urbe, ya que las opiniones están divididas con referencia a la condición de pobreza mayoritaria o de comunidad progresista.

 

Hay instituciones y figuras públicas que, con un ardiente fervor patriótico, cubren con un barniz de bonanza y riquezas, aparentemente empresariales, la realidad económica que han estado pretendiendo ocultar por muchos años, con el objetivo de ser los primeros en ser contactados por los representantes oficiales de nuestras autoridades gubernamentales, tanto locales como de nuestro propio país. Pero, ¿cómo ocultar la realidad de una comunidad con un alto grado de indocumentados, semi-analfabetas, desempleados y sub-utilizados, explotados y mal pagados por quienes dentro de la misma comunidad han logrado el más mínimo progreso económico y/o político?

 

Aún existen muchos elementos que permiten creer en la capacidad de inversión del dominicano residente en Nueva York, ya sea en la propia urbe o en su comunidad de origen en la República Dominicana, pero esto no es determinante para la definición de si somos una comunidad rica o pobre, o más pobre que el promedio, ya que estas inversiones sólo reflejan progreso individual y no comunitario. Y es que muchos de ese progreso de algunos de nuestros dominicanos residentes en esta urbe, están basados en la explotación laboral de sus propios conciudadanos, con salarios muy por debajo del mínimo establecido por el gobierno; y con jornadas de 60, 70 y hasta 80 horas semanales de trabajo.

 

Es notable la alta incursión de dominicanos en el área de pequeños negocios, como bodegas, restaurantes, supermercados, salones de belleza, taxis, peluquerías y otros; pero alrededor de los lugares donde se ubican esos negocios, tanto en Manhattan como en El Bronx, hay cientos de dominicanos desempleados que esperan la más mínima oportunidad de ganarse unos dólares.

 

Proponemos en este artículo, que nuestros políticos locales, que han logrado ser electos al Consejo Municipal y a la Asamblea y Senado Estatales, gracias principalmente a la labor electoral y al voto de sus compatriotas que se nacionalizaron ciudadanos americanos, desarrollen un programa que incentive a todos estos dominicanos desempleados, mas que nada por sus limitaciones académicas y de idioma, a registrarse en las escuelas y universidades, las cuales son gratuitas si usted no tiene trabajo o su ingreso monetario es muy bajo, pues esta es la única oportunidad con la que podemos contar para que en un corto o mediano plazo podamos sentirnos preparados para la incursión en mejores oportunidades de trabajo en los sectores tanto privados como municipales de esta ciudad.

 

Es inconcebible que, a pesar de que los domincanos somos mas del 10% de los residentes en esta urbe, nuestra participación en los trabajos municipales sea menor al 2%. Por nuestra parte, como empleado de la New York City Transit Authority por más de 17 años, logramos fundar la Dominican Transit Workers Association, y a través de esta asociación hemos logrado incrementar en mas de un 500% nuestra presencia en esta agencia municipal de transporte público. Cuando ingresamos a dicha agencia municipal nustra presencia no superaba los 150 miembros. En la actualidad somos mas de 700 a todos los niveles, incluyendo mas de 100 mujeres.

 

Es por eso que debemos trabajar en conjunto, y no en forma individual, para poder decir que porque vivo en Nueva York, "ya no soy pobre."

Sección: Noticias
Publicada: Abril 2, 2013
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